Qué es más indigno, tener que firmar en lápida para que le crean o conseguir respaldos traicionando los principios y todo lo que se ha defendido durante toda la vida?
La política colombiana ha caído en un folklore nunca visto. Esa imagen en la plaza de Bolívar, de mezcla de día de Reyes en el barrio Egipto con película mexicana de semana santa, realmente es para un «stand up comedy» de Netflix.
En el póster de anuncio de esta chibcho tragicómica obra aparecen:
Moisés, interpretado por el famoso «nalguiblanco» Antanas; Sara, que si se voltea a ver lo que dijo de Petro hace 3 semanas, se vuelve estatua de sal, interpretada por la famosa «lengua de fuego», C López.
Actúan también, el famoso centurión que clavó la espada en el costado de Cristo, «sin tetas» Bolívar y en papel coprotagónico como Dalila, aquella que traicionó a Sansón, la insuperable «cara de virgen incomprendida», Íngrid.
Por supuesto, el papel estelar interpretando a Mefistófeles, luciendo su nueva imagen de capitalista, con libros de Adam Smith y Keynes en sus manos, endulzando su helado de aguacate con azúcar de Incauca, vestido de Louis Vuitton y sus ya famosos Ferragamo, el reconocido «camaleón», Petrosky.
Analizando bien el cartel, utilizando rayos infrarrojos, se pueden ver, claramente, los dedos de los pies del «camaleón» haciendo pistola, esa es la causa de su sonrisita sarcástica.
Noticia de última hora indica que, en la registraduría del estado civil, cursa una petición solicitando cambio de nombre por Gustav Trump Petro.
Lo dramático es que esto se hace seriamente y más de uno caerá embaucado por esta diabólica trama.
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