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¡¡Viva el chuzo, fuera las interceptaciones ilegales!!
Con peligro de ser señalado como seguidor fanático de cierto expresidente, quiero, de manera consciente y asumiendo todas las consecuencias, me apropio de la defensa del chuzo.
Me encanta el chuzo; me ha calmado muchas veces el hambre a la salida del estadio y de otros espectáculos públicos y privados.
Me gustan los mixtos que traen carnes de diferentes fuentes: Res, marrano, pollo. Los de langostinos son maravillosos, pero escasos.
Los que llevan cebolla entre carnes son los clásicos, con arepa en la punta; en Boyacá le ponen su papa salada.
He visto chuzo de solo frutas y chuzo vegetariano con pimentón, cebolla, succhini y la repugnante berenjena. ¡Horror! (en materia de gustos no hay disgustos).
El chuzo es universal. Lo he visto en todas partes del mundo. En el Asia y en el medio Oriente lo llaman Kebab, que es con un solo pedazo grande de carne. En China lo hacen con carne de perro, eso lo copiaron algunos colombianos y los venden a la salida del Campín, pero de gato.
En fin, estoy promoviendo que, dentro de las peticiones del paro nacional eterno del próximo 21 de enero, se incluya la defensa de los amigos del chuzo y se ordene a la prensa nacional que deje de usar mal la palabra chuzo y llame por su nombre las interceptaciones telefónicas.
¡¡Viva el chuzo, fuera las interceptaciones ilegales!!
(Se me salió finalmente el mamerto)
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