Si García Márquez viviera, escribiría un cuento corto que lo haría merecedor de otro premio a su imaginación literaria; desafortunadamente Gabo no vive y me tocó mal escribirlo a mí:
En el ardiente Caribe existe una nación llamada Macondo, cuya capital es Macondo y sus ciudadanos son Macondianos; allá suceden acontecimientos culturales que involucran a los más disímiles protagonistas; recientemente acaeció uno de ellos:
Los dioses de la guerra de los Aztecas y los Incas, Huitziolopochtli e Illapa, se juntaron en una región llamada Tierra Alta que, no es alta, para jugar con el dios de la guerra macondiano Cocaparacus, un juego que consistía en desacreditarse mutuamente.
La trama era vestir de guerrilleros a unos militares para que, la comunidad los insultara por atropellar sus derechos y abusar de su poder, descubriendo después que, los supuestos guerrilleros eran soldados disfrazados y, de esta forma, el dictador de Macondo, llamado Habluskakas, el «impuntual», pudiera regañar y bajarle nuevamente la caña a su ejército, dirigido por el General Chupaculativus.
Todo fue muy bien orquestado; los soldaditos recibieron sus botas de caucho, marca peqüecus, conocidas en el mercado macondiano como las Machitas y sus brazaletes prestados por los «disidentes», por medio de su comandante Mordiscus.
La función fue grabada, editada y corregida por el cineasta más famoso en Macondo, llamado Sintetusbolívar, para ser presentada al mundo, después de la intervención diaria en la en televisión, del dictador Habluskakas.
El éxito de la obra teatral fue monumental; hubo verborrea, enfermedad que padece todo el gobierno Macondiano, virus cercano a la gono, como llama el pueblo a los ministros y a los congresistas.
Todo salió tan bien que, ya se está montando un nuevo sainete, donde el guion es cómo hipnotizaron al hijo de nadies, para que acusara a su padre y madrastra, de manejar billetes oscuros. La versión macondiana de Edipo, el «no criado por mí».
Como todo lo de Macondo, algo al final sale chueco y, uno de los artistas disfrazados de guerrillo se emborrachó y contó toda la trama. La ira de Habluskakas hizo que, se acusara de ese montaje a los empresarios y periodistas, de querer tumbar al régimen y se convocara una manifestación de apoyo al gobierno. Mientras llega el nuevo Fiscal, se puso en interdicción la justicia y se prohibió hablar del caso, so pena de ser uribicus, una especie de SIDA que da en esas tierras.
De esta forma, la llama de la bella Macondo se consume viviendo 3 años de profunda oscuridad.
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