Después de escuchar estupefacto la explicación de Petro de que el calor que ha hecho en estos días es por unas bolitas de CO2 que suben a la atmósfera y allá se quedan muchos años y hacen que haga calor, se vinieron a mi mente unas deliciosas papas rellenas, delicia culinaria de nuestra gastronomía criolla.
¿Quién no ha comido papa rellena con gaseosa fría, para satisfacer el hambre callejera? Si no lo ha hecho, se ha perdido de un placer único del paladar.
La papa rellena es uno de los más antiguos platos de la cocina precolombina; no olviden que la papa es de origen suramericano, por eso, hay papas rellenas en Perú, Ecuador y Colombia.
Ahora bien, no es fácil hacer unas buenas papas rellenas, eso tiene su ciencia. Una buena papa rellena es crocante por fuera; idealmente, el apanado debe ser hecho con harina de maíz; es fundamental. Ese rebozado en que se mete la papa con relleno, si quiere que quede bien crocante, debe contener un toque de cerveza (secreto gratis, golosos).
Otra cosa esencial de la papa rellena es que el puré, hecho con las papas cocidas, sea naturalmente cremoso; una papa rellena con papas duras es un verdadero crimen culinario; ni hablar de unas falsas papas rellenas que se hacen con papas tajadas y no con puré; merecen extradición quienes cometen semejante anatema.
Una vez se tenga el puré se hacen las bolas y se procede a hacer un orificio para introducir el relleno hecho con carne picada en pequeños trozos, igual al del guiso de las empanadas; deben tener algo de paprika, yerbas como orégano y perejil y, huevo. Papa rellena sin huevo es una ofensa a la patria; es una papa sin propulsión.
Esa masa redondita, bañada con un buen apanado, se pone a freír hasta que tome ese color característico que no es ni moreno, ni amarillo; color de buena empanada. Ese encostrado externo, crocante, se debe sentir en el primer bocado, antes de introducir el ají de yerbas; papa rellena sin ají sabe a beso de boba.
Me atrevo a decir, sin recurrir al DANE, que una gran parte de los habitantes de este galáctico país, se mete por lo menos 2 papas rellenas a la semana. No hay una sola vitrina de tienda que no tenga expuesta su papa rellena. Un estudiante de Colegio o de Universidad se mete su papa rellena al día.
Creo que esta nación ha sido muy ingrata con la papa rellena y se le debe hacer un merecido homenaje nacional; por eso, le voy a pedir a Petro, que comió mucha papa rellena en Zipaquirá, antes de que se volviera costeño, ordene a sus congresistas que cambien las granadas llenas de oro del escudo nacional por unas papas rellenas, intergalácticas.
Espero me acompañen en mi plebiscito por las papas rellenas en el escudo nacional.
Ñapa: El calor de las papas rellenas que sale del bombillo de las vitrinas de las ventas callejeras, hace que las papas rellenas se deban comer calientes. Quien coma papa rellena fría debe ser condenado a cadena perpetua.
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