Desde niño aprendí que: “A un bagazo poco caso” y “A un cagajón, poca atención”; además de: “A palabras necias oídos sordos”.
Nada más oportuno recordar estos adagios populares, en estos momentos de ataque de verborrea psicodélica, del orate que funge como presidente.
Mucho daño está haciendo la bobalicona oposición de algunos personajes rústicos, al contestarle al gobierno por cada estupidez irrealizable que dice, bajo los efectos del calor del grupito de aduladores y de los brebajes que consume.
Hacerle eco a todas las barrabasadas que dice Petro es darle gusto a su estrategia de distraer al país, para que no se hable de su pésimo y corrupto gobierno; de la nula ejecución presupuestal; de los incapaces y torpes ministros actuales; de la inseguridad que se acrecentó en todo el país; de los nombramientos que se caen a diario por no cumplir con los requisitos legales; de su incumplimiento a las promesas hechas hace más de un año en los territorios que visitó; del pago que hace la SAE de las movilizaciones indígenas; de llamar paramilitares a las comunidades de Córdoba que protestan por falta de agua; de la práctica diaria de OLMEDEAR que practican en todas las entidades del gobierno central; de la cada vez más evidente violación de los topes de su campaña; de su hijo y hermano, pillos declarados; amén del aumento de la gasolina, del marchitamiento acelerado de ECOPETROL y de la importación inminente de gas y petróleo de Venezuela, entre cientos de hechos que demuestran su fracaso como gobernante.
No sigan jugando a lo que él quiere; déjenlo con su grupo de áulicos hablando de la Constituyente que necesariamente debe pasar por el Congreso y ser aprobada por el plebiscito. Lo demás es delirante carreta de un adicto a la mentira y a otras sustancias. Déjenlo en su travestismo ideológico y físico y, dediquemos todas las fuerzas a que las instituciones funcionen y a demostrar el estruendoso fracaso administrativo del gobierno.
Caer en su juego de cortinas de humo es una solemne pendejada.
Ñapa: Alguna vez le escuché a mi tutor Darío Echandía decir: «La calumnia debe ser proporcional al personaje»; por eso, es más fácil creer que Petro es un mitómano consuetudinario a que, Alejandro Gaviría hizo un desvío ilegal presupuestal, de un presupuesto hecho y aprobado por el gobierno anterior.
Graduar de enemigo a un reconocido y honrado filósofo como A. Gaviria, le favorecerá al ex ministro y le saldrá caro a Petro.
Tan de buenas A. Gaviria con los ataques del mitómano, se quita la mancha que algunos le imputan, por haber aceptado ser su Ministro y lo coloca en la fila de los posibles sucesores del principillo.
Ñapita: Que expulsen de la comisión latinoamericana de derechos humanos al hermano de Petro, por estar haciendo bandidaje, demuestra cómo es esa ralea.
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