Desde que el expresidente Uribe renunció al fuero presidencial para presentarse como cabeza de lista de su partido al Senado, escribí que estaba cometiendo un grave error, lo cual lo ponía en poder de la justicia ordinaria, donde no gozaba de simpatía debido a los escándalos de las chuzadas a los magistrados de las altas Cortes durante su gobierno.
Después vino lo del caso de los testigos y otro gravísimo error: Nombrar a Cadena, un abogado conocido por defender a mafiosos, como su defensor alterno. Creo que litigantes reconocidos como el Dr. Granados le hicieron el mismo reclamo a Uribe.
Sucedió lo previsible: Al abogado apoderado de Uribe se le fue la lengua y metió al expresidente en un tremendo lío que ahora lo tiene en vísperas de una sentencia en primera instancia en su contra.
También dije hace un año que a Uribe le prescribirá el proceso porque es materialmente imposible que alcance a emitirse una sentencia condenatoria en segunda instancia dentro del plazo establecido.
Desafortunadamente va a pasar como un expresidente exonerado por prescripción debido al paso del tiempo y no porque haya salido avante en su juicio. Claro que sus seguidores dirán que lo importante es que no vaya preso; sin embargo, estoy seguro de que para él esta salida por la puerta de atrás es una herida permanente para su honor.
Todo esto ocurrirá en este año en medio de una fiera contienda electoral ya iniciada. Será el arma utilizada por los petristas contra sus adversarios de la derecha uribista; se les acusará de haber usado todas las trampas para evitar ser sentenciados.
Los seguidores de Uribe dirán, para tapar esta vergonzosa situación, algo similar a lo dicho antes: “¿Cómo iban a meter preso a Uribe si los jefes asesinos exmiembros FARC están libres en el Congreso y tenemos un presidente guerrillero implicado en crímenes contra la humanidad?”
Esto sigue siendo parte del mismo libreto repetido durante veinte años.
Simultáneamente se llevará a cabo el proceso penal contra el «hijo no criado» de Petro; pasará igual: Irán dilatando el proceso hasta lograr la prescripción del caso tal como hizo el fiscal Barbosa con respecto al caso Uribe.
Ñapa: “El whisky hace más daño que la cocaína”, según afirma el experto en estos temas Gustavo Francisco Petro. ¿Qué podemos decir de esta categórica afirmación?
¡Simplemente nos llevó el putas!
Ñapita: Un presidente que se va para el exterior en plena crisis ministerial y la toma total del territorio nacional por parte de la insurgencia, son, sin duda, otra demostración más de su incapacidad para gobernar. No hay otra forma de expresar mejor este nuevo desatino.
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