Opinión: «El capital ataca huyendo”

7 Abr 22, 2021 Destacadas, Opinión Comentarios desactivados en Opinión: «El capital ataca huyendo”

Hay un axioma en la política macroeconómica y social de las naciones: «El capital ataca huyendo”; como quien dice, el único enemigo que gana las batallas corriendo y sin pelear, es el inversionista, el dueño del capital. Esa es la razón por la cual, los verdaderos ricos no tienen patria y sus inversiones están en varios países.

Con las reformas tributarias permanentes, que conllevan una inseguridad política económica, hemos espantado al capital creador de empresas y solo atraemos a los que vienen a extraer nuestros recursos naturales.

No se requiere ser un perspicaz analista, ni un adivino, para pronosticar que, con las noticias de esta semana, de la confiscatoria reforma tributaria y el casi seguro triunfo de la extrema izquierda, con Petro a la cabeza, los inversionistas empezarán a sacar sus capitales o, por lo menos, pararán sus proyectos productivos, mientras se aclaran los hechos.

Lo increíble es que, los dirigentes que hoy dominan al país político sean quienes, por sus acciones u omisiones, estén propiciando estos hechos que generan la hégira del capital.

Soy un convencido de que Petro, a quien ya conocemos y padecimos como gobernante en Bogotá, no podrá destruir al país como ha sucedido en Venezuela; la razón es elemental: Los militares venezolanos se tomaron el poder por medio de Chávez y lo conservan con Maduro. En Colombia, Petro es el mayor enemigo de los militares; su campaña se basa en el odio hacía las Fuerzas Armadas; por tanto, aquí no se le permitirá acabar con la institucionalidad.

Lo anterior no es óbice para reconocer que, su aparente seguro triunfo en las próximas elecciones, sí le acarreará a la economía nacional un trauma extraordinario que, sumado a la pandemia, nos pone en el peor de los mundos.

Los pueblos se merecen sus gobernantes; la corrupción y la torpeza de escoger a presidentes novatos, sin experiencia, simplemente porque lo escogió uno de los grandes responsables de estar donde estamos, hacen inevitable que caigamos en manos de un megalómano de extrema izquierda. Nos labramos este destino y debemos afrontarlo, como lo hemos hecho, tantos años, con la violencia y el poder del narcotráfico.

No será tarea fácil para el seguro gobierno de Petro, ahuyentar del País a los pequeños y medianos empresarios industriales y agrícolas colombianos. Aquí han permanecido aguantando todo tipo de adversidades y violencias. Los miedosos se fueron hace tiempo; los Sarmientos y compañía serán los únicos que usarán sus dobles nacionalidades y vivirán en el exterior; los demás se defenderán como gato patas arriba.

Sin duda es apasionante lo que se avecina; ojalá tengamos vida para observar esta toma del gobierno, por medio del voto popular, por la extrema izquierda y acabar con el mito aquel de que seremos siempre un país de derecha.

Como dice mi gurú de Palmaseca, Sinforoso Popó Carabalí: «Esto se puso bueno mi dotor, gracias a los Tiranosuarios de Uribe, Santos, Pastrana y sus amigos de todos los partidos, por fin sabremos lo que es un gobierno de izquierda radical y, se acordará de mí, que de ese también todos hablaremos mal y pediremos que vuelvan los más mesurados».

A lo mejor Sinforoso tiene razón y no volvamos a la época aciaga de la violencia política desaforada. Aquí nos gusta arreglar todo a bala y eso sí sería el acabose.

Ñapa: Que la existencia de los disidentes de la FARC sea un incumplimiento al proceso de paz, como lo dice nuestra Canciller brujilda, es una mentira monumental; desde antes de firmar el acuerdo ya existían. Otra brutalidad más contra la convivencia nacional de los enemigos de la paz que pone en peligro la vida de los excombatientes que han venido cumpliendo el acuerdo.

Ñapita: No escribo para convencer a nadie, escribo para hacer pensar. Respeto y admiro a los que no están de acuerdo conmigo. Me nutro de nuestros desacuerdos. Amo a los que no piensan como yo; hacen que mi mundo no sea monótono; considero a aquellos que solo escuchan a los que piensan igual que ellos.

Ñaputa: El caballero del campo Jimmy Mejía sigue estando secuestrado; exigimos su liberación.